lunes, 14 de abril de 2008

Maria Lionza


Alejandro Colina (8 de febrero de 1901 – 1976) escultor venezolano, nacido en Caracas el 8 de febrero de 1901. Colina es uno de los máximos exponentes de la escultura monumental venezolana, y enmarcará gran parte de su obra dentro del bagaje cultural de las comunidades indígenas autóctonas, celebrando con sus esculturas los mitos, leyendas, diosas y caciques de las etnias venezolanas. Fallece en 1976, a la edad de 75 años.
Alejandro Colina tuvo como padres a Alejandro Torcuato Colina, natural del Estado Falcón, y de Fermina Viera, dama española originaria de Santa Cruz de Tenerife.
Probablemente, la Obra Escultórica María Lionza (1951) sea la realización más conocida del artista Alejandro Colina. Este notable monumento en la ciudad de Caracas, se encontraba ubicado en el Autopista del Este, próxima a la Ciudad Universitaria de la Universidad Central de Venezuela, UCV. Se trata de la obra de arte que ha sido más relacionada con el mito y el culto de la Divinidad homónima.
Existen tres versiones del mito de María Lionza
1 Eliseo Jiménez:
En Nirgua existió durante mucho tiempo un templo dedicado a Nuestra Señora María de la Onza del Prado de la Talavera de Nivar e igualmente, parece ser, que un documento fechado en 1.750 fue hallado en el registro principal del estado Lara en el cual se señala la existencia en la zona, de una mujer española muy rica llamada María Alonso la cual donó su hacienda de cacao al convento de San Francisco de Barquisimeto.
2 Alejandro Garmendia:
“María Lionza era la hija de un matrimonio español que desapareció un día cuando se estaba bañando en una laguna, víctima de los encantos. Pero no se murió.
Una onza la tomó bajo su protección y María se convirtió en un ser dotado de poderes mágicos: María de la Onza”.
Garmendia, sobre la hacienda de cacao referida por Eliseo Jiménez, señala lo siguiente: “Esta hacienda de cacao donada está situada en el cerro María Alonso. De acuerdo a los linderos fijados, aquel cerro es el mismo que se conoce como el cerro de María Lionza (Norte).
Dicha mujer, de origen español y con alto nivel de prestigio en todas aquellas comarcas, almacenaba onzas de oro y las mantenía ocultas en subterráneos lugares cavados en las cercanías del cerro”.
3 Angelina Pollak Eltz:
“…Hace muchos años, antes de la conquista, un jefe de los indios Caquetíos de la región de Nirgua (Edo. Yaracuy) tuvo una hija, una bella muchacha de ojos claros.
Según las tradiciones indígenas una niña de ojos claros traería mala suerte a la tribu.
Pero como era tan hermosa el cacique no tuvo el coraje de matarla sino que la escondió en su bohío.
Cuando ya era mujer, un día la joven salió de la casa a plena luz del sol y se acercó a una laguna donde por primera vez vio el reflejo de su bella cara en la superficie del agua. La vio también el dueño de la laguna, una serpiente Anaconda, y se enamoró de la virgen. Raptó a la muchacha. La fiera fue castigada por este acto criminal: se hinchó más y más hasta que ocupó toda la laguna.
El agua salió inundando todo el territorio de la tribu.
Los indios perecieron. Por fin el monstruo se reventó. La bella muchacha se convirtió en la dueña del agua, protectora de los peces y más tarde extendió sus poderes sobre la naturaleza, la flora y la fauna selvática en el vasto territorio vecino.
Así surgió la imagen de una Diosa protectora de la selva”.
El culto de María Lionza, en su forma actual, es de origen reciente, absorbiendo creencias, supersticiones y mitos de procedencia indígena, africana y cristiana.
Se trata de un culto sincrético y utilitario, sin estructura jerárquica ni dogmas universales.
Cada “banco” (dirigente) congrega un grupo de adeptos alrededor de su templete.
Los mediums en estos centros reciben espíritus en trance, quienes dan consejos a los fieles, curan a los enfermos y llevan a cabo exorcismos para los que se creen embrujados.
El supuesto contacto directo con el mundo sobrenatural ayuda a la gente, psicológicamente, a solucionar sus problemas y sanarse.
El ritual cambia de centro en centro.
Algunas divinidades, invocadas bajo el nombre de Don Juanes, recuerdan a espíritus de la naturaleza de la mitología indígena.
Otros, conocidos bajo “Las Siete Potencias Africanas” son representantes del panteón Yoruba de Nigeria, introducidos a Venezuela a través de la santería cubana, otro culto afroamericano que en épocas recientes se extendió sobre toda el área Caribe.
Otros son los caciques indígenas quienes lucharon contra los conquistadores, otros son espíritus alegres, quienes aparecen para entretener a los fieles.
También se invoca a Simón Bolívar y al doctor José Gregorio Hernández.
María Lionza es una divinidad indígena, que tiene rasgos de la Virgen de Coromoto.
Los adeptos se reúnen en los centros cuando tienen necesidad, para consultar y hacer “trabajos” mágicos.
De vez en cuando llevan a cabo peregrinajes al santuario principal en la serranía de Sorte (Edo. Yaracuy), donde en los fines de semana se reúnen millares de cultistas en pos de ayuda espiritual.
El culto apela a quienes creen en las fuerzas ocultas para sanar sus enfermedades psicosomáticas y solucionar sus problemas amorosos. En los grupos de fieles encuentran comprensión y comunidad.
En este sentido el culto puede ser visto como una fuerza positiva a pesar de la creciente comercialización y algunos abusos.
El baile en candela que se realiza a la medianoche del 11 de noviembre de cada año, es un atractivo turístico

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